Te lo cuento…
Hola, hoy quiero hablarte de algo que está generando mucho ruido en los mercados, pero que, desde mi punto de vista, tiene una explicación más sencilla de lo que parece: los aranceles en EE. UU.
Y te lo voy a explicar desde donde realmente importa: desde los impuestos.
Verás, cuando uno empieza a invertir, parece que lo lógico es mirar las bolsas, los tipos de interés, los bancos centrales. Y sí, son importantes, claro que sí. Pero si llevas un tiempo observando cómo funciona la economía, te das cuenta de algo:
la fiscalidad manda.
Los mercados son volátiles, impredecibles, llenos de ruido. Pero los impuestos… los impuestos se publican en el BOE o su equivalente en cada país. Son leyes, reglas escritas. Y eso los convierte en una herramienta poderosa para entender hacia dónde se dirige la economía.
📌 ¿Qué permite anticipar tendencias macro?
Exacto, los impuestos.
¿Por qué? Porque son públicos, estables, medibles. Cuando los impuestos están por encima del punto óptimo de recaudación —lo que se conoce como el lado derecho de la Curva de Laffer—, el capital huye de la actividad productiva y se refugia en bienes improductivos. Sí, estoy hablando de oro y Bitcoin.
Lo vimos en 2024, lo seguimos viendo en 2025. Mientras todo el mundo decía que el oro ya estaba en máximos… nosotros, desde el análisis fiscal, anticipamos su subida.
¿La razón? La presión fiscal excesiva, derivada en parte de la inflación. Porque no es la inflación lo que sube el oro, sino su efecto: bases imponibles más altas y, con ellas, impuestos más altos.

🛃 Aranceles: impuestos con mala fama
Vamos al punto caliente: los aranceles en Estados Unidos.
Sí, son impuestos. Y sí, están generando pánico en los mercados. Pero la pregunta real es: ¿ese miedo está justificado? Mi opinión es que no.
Los aranceles no los terminan pagando las grandes empresas ni el gobierno chino. Los paga, en parte, el eslabón más débil de la cadena: el productor extranjero, la pyme americana que importa, el consumidor final que ve menos variedad en las tiendas.
Pero no todo se traslada en precios. A veces se compensa con menos innovación, menor calidad, o un cambio de hábitos de consumo. En una economía flexible como la estadounidense, el IPC apenas se entera. Y si el IPC no sube, la Reserva Federal tiene margen para bajar tipos. Liquidez asegurada.
💰 ¿Y la recaudación?
Aquí está lo importante. Hasta ahora los aranceles eran mínimos. Subirlos significa más recaudación. Y como no generan inflación, no afectan negativamente a otros impuestos como el IVA.
Además, eliminan la ventaja fiscal de los productores extranjeros. ¿El resultado? Más competitividad para las empresas americanas, más beneficios, más sueldos, y, de nuevo, más recaudación.
Y si hay más recaudación, se puede —y se debe— bajar otros impuestos: a las empresas, a los trabajadores, al capital. Eso sí que incentiva la actividad productiva.
💵 Dólar, bonos y la deuda pública
Hay quien dice que los aranceles están subiendo los intereses de los bonos porque se teme por la solvencia de EE. UU.
Yo no lo veo así. Los intereses ya venían subiendo, mucho antes. Y los aranceles, al aumentar la recaudación, mejoran la solvencia fiscal, no la empeoran.
Además, es hora de dejar de pensar que un Estado funciona como una familia. El Estado no tiene que ahorrar. Tiene que recaudar lo suficiente para pagar sus gastos.
Y mientras haya quien compre su deuda, puede seguir emitiéndola.
Subir tipos puede ser simplemente dejar que el mercado hable. Que el precio del dinero vuelva a su nivel natural. Y SI ESO FORTALECE AL DÓLAR, PERFECTO.
El dólar fuerte es señal de confianza. Y eleva el listón de exigencia para todos los activos financieros. Que las acciones bajen hoy puede significar que sus beneficios subirán mañana.
🧾 Conclusión fiscal
Así que resumiendo:
- Oro y cripto siguen fuertes mientras la presión fiscal esté por encima del óptimo.
- Las acciones USA son atractivas por beneficios y fiscalidad comparativa.
- Europa… depende del dinamismo.
- Y la deuda pública a largo… mejor esperar un poco.
Y como siempre, esto no es un consejo financiero. Es un análisis fiscal. Desde donde, para mí, empieza todo.
Gracias por leer. Si te ha resultado útil, fantástico. Y recuerda:
menos titulares, más BOE. Hasta la próxima.

¿Qué vas a encontrar en este post?
Análisis del impacto fiscal de los aranceles en EE. UU. y cómo los impuestos permiten anticipar tendencias macroeconómicas mejor que los mercados financieros.
Evolución macro se comprende mejor mediante la fiscalidad que mediante indicadores financieros. Los impuestos cambian por ley. Cuando la presión supera el óptimo de Laffer, la actividad productiva retrocede y el ahorro se refugia en bienes improductivos como oro y criptomonedas. Aranceles estadounidenses, también impuestos, trasladan su coste a fabricantes extranjeros, pequeñas marcas y en parte al consumidor sin aumentar el IPC, preservando margen de la fed en el corto plazo. Al incrementar la recaudación sin dañar el consumo, los aranceles refuerzan la solvencia pública, elevan beneficios de las empresas usa y rendimientos del bono, y afianzan un dólar más fuerte.
Cuando te decides a invertir parece que lo evidente es prestar atención a los mercados financieros, bolsas, precios de acciones, tipos de interés y bancos centrales. Sí, es evidente su importancia a la hora de invertir, ya sea en acciones cotizadas de empresas, renta fija o bonos de deuda pública, vivienda, metales preciosos o incluso cripto.
Sin embargo, la evolución de los mercados financieros es compleja y depende de multitud de variables de cuya evolución no tienes datos, por lo que muchos expertos, inversores, gestores o analistas fallan con una probabilidad similar a la del puro azar—cuando hablamos del mercado en su conjunto y tendencias macro. Y esto es normal que ocurra dado el infinito número de variables y agentes que actúan a nivel macro, y la escasa información pública existente.
Por ejemplo, la liquidez puede venir del lado de los bancos centrales y gobiernos, o de la mano del sector privado que —a través de la banca tradicional o en la sombra— satisface el apetito de riesgo expandiendo el crédito.
Es decir, la liquidez es un toro de lidia indomable e impredecible para todos, incluido el Banco Central.
Sería maravilloso acertar si la liquidez va a aumentar o disminuir, dónde y cuándo, pero la experiencia nos dice que es muy incierto y nuestra capacidad de predecirlo es casi nula. Sin embargo, los cambios legales de impuestos son públicos, observables y medibles con meses o años de antelación.
Además, los mercados financieros se ven dominados en el corto plazo por el pánico y la euforia, siendo muchas veces imposible para ti abstraerte del ruido que este carrusel de emociones en estampida provoca.
¿Qué nos permite predecir con mayor facilidad las tendencias macro en el medio y largo plazo? — Los impuestos.
Impuestos ofrecen variables observables, datos públicos; permiten anticipar tendencias económicas y financieras. Presión fiscal excesiva desplaza flujos de capital a oro y bitcoin; inflación impulsa el precio de oro y bitcoin únicamente cuando carga tributaria excesiva según curva de laffer.
Si me conoces, sabes que lo mío son los impuestos: abogado fiscalista, hijo de asesor fiscal y nieto de emprendedores, de casta le viene al galgo.
Y sí, he descubierto que los impuestos nos permiten predecir con mayor facilidad las tendencias macro que el análisis de los mercados y de tendencias financieras. En Fiscal el número de variables a analizar son menos, su evolución es muy predecible y, sobre todo, es fácilmente medible dado el carácter público de las leyes fiscales, por lo que los impuestos nos sirven de estándar o patrón para saber si una subida en bolsa es fruto de la euforia irracional o confirmación de tendencia que ya esperábamos desde el lado de los impuestos.
Ya hace más de un año, este enfoque nos permitió predecir y compartir públicamente la espectacular subida del oro en el último año, viniendo ya de máximos históricos, por lo que la probabilidad estadística de subida 2024-2025 era baja. «Los impuestos y el oro: enemigos íntimos», «Historia del oro y los impuestos», «INVIERTE EN ORO FÍSICO. HACER LAS COSAS BIEN CON HACIENDA».

Pues, como veremos, cuando los impuestos están a la derecha de la Curva de Laffer, es decir, más altos que el óptimo de recaudación, el oro —bien improductivo histórico por excelencia— sube, igual que el Bitcoin —bien improductivo en boga en los últimos años. Esta es una tendencia que se ve claramente desde la Pandemia, debido al espectacular crecimiento de liquidez.
Desde nuestra teoría fiscal de la inversión, no es directamente la inflación o degradación monetaria lo que causa la subida del oro, sino que la inflación genera aumentos de bases imponibles excesivos que provocan subidas excesivas de impuestos que desincentivan la actividad económica productiva y hacen más atractivos bienes improductivos como el oro o el Bitcoin.
Es decir, que nosotros creemos que la inflación de por sí puede no ser positiva para el precio del oro si esa inflación va acompañada de bajadas legales de impuestos o aumentos espectaculares de la productividad, por ejemplo, derivados de avances tecnológicos. El caso paradigmático en 2025 es la IA generativa o Inteligencia Artificial, la gran esperanza de la Humanidad para los próximos años.
Un caso concreto: los impuestos y los Aranceles USA.
Aranceles, impuestos adicionales, gravan productores extranjeros, pymes importadoras y parte del consumidor mediante menor variedad o calidad. Impacto mínimo en IPC preserva margen para políticas monetarias; el miedo bursátil actual parece injustificado.
Los aranceles son impuestos. Y por algún motivo que se me escapa, en estos primeros meses de 2025 los aranceles dan muchísimo miedo a los mercados financieros.
Lo que hoy aquí vamos a analizar es si ese miedo es o no fundado desde el estándar de medida, predictibilidad y racionalidad que los impuestos nos ofrecen.
Los aranceles gravan las mercancías físicas importadas a los Estados Unidos de América. Y esto nos permite distinguir quien soporta jurídicamente el impuesto de quién soporta económicamente el impuesto, es decir, es diferente quien paga el impuesto al gobierno de que quien soporta el coste del impuesto.
Existen las cadenas productivas formadas por las empresas y trabajadores que intervienen en la producción. Esas cadenas no son como las cadenas metálicas que tú estás acostumbrado a ver normalmente. La cadenas que tú conoces son de eslabones homogéneos, es decir, cada eslabón es igual al anterior y al siguiente, con excepción de lo extremos si la cadena no es circular.
Pero las cadenas productivas tienen eslabones asimétricos. Hay eslabones muy fuertes y otros muy débiles, unos son de acero «valyrio» y otros de arcilla sin cocer.
Y a nivel macro el eslabón débil es siempre el mismo, esos seres volátiles y emocionales, que lo mismo necesitan beber en un día caluroso que presumir de su nuevo estatus con sus nuevas zapatillas Gucci: las personas, las físicas, como trabajadores o como consumidores.
El eslabón más débil es la quesería pequeña dependiente de una gran cadena de supermercados, como lo es Froiz en Pontevedra. Es el hombre pobre en relación con la mujer rica. El débil es el más necesitado, el que más competencia tiene y el que menos alternativas tiene para producir.
Las leyes no pueden cambiar estas cadenas productivas, porque las cadenas productivas pertenecen al mundo real, no a las ideas o creencias intersubjetivas que existen en las mentes de los «sapiens», como tú y como yo.
La Agencia Gubernamental de la Competencia puede prohibir a las gasolineras subir el combustible después de una subida de impuestos, pero las gasolineras pueden subir el precio antes o después de forma gradual y esta subida ser indemostrable ante los Tribunales. Si, incluso así, se sancionase a las gasolineras por subir el precio, estaríamos ante una acción coactiva del Estado que desincentivaría la actividad empresarial de las gasolineras y redundaría en menos gasolina disponible en el mercado y —llevada al extremo— llevaría al desabastecimiento de combustible para el país.

Los nuevos aranceles de EEUU los van a sufrir, como siempre, los mismos, los más débiles de la cadena productiva: trabajador extranjero, pequeñas empresas y consumidor americano.
Y esto es así aunque el arancel lo pague jurídicamente el importador en las aduanas de EEUU.
Ahora bien, lo que no está escrito es cuánto sufre el arancel cada uno de esos eslabones débiles ni de qué forma.
Es decir, el consumidor americano puede pagar ese arancel con un menor surtido o variedad de, por ejemplo, zapatillas de deporte. Es decir, hasta ahora cualquier emprendedor americano con una buena idea de zapatillas de deporte, podía contratar la producción en el Sudeste Asiático y en 90 días abastecer los comercios americanos con su nueva marca o modelo de zapatillas.
Ahora, con los aranceles, importar zapatillas de deporte es más complejo y menos accesible para un pequeña marca incipiente. Sin embargo, las grandes empresas del sector, como Nike, poseen economías de escala que les permiten al menos dos cosas:
- Negociar con el pequeño productor extranjero para reducir el precio de compra. A su vez el pequeño productor extranjero bajará los sueldos a sus trabajadores (extranjeros).
- Producir en destinos con menos aranceles, pero menos accesibles para el común de los mortales.
Sí, otra forma de trasladar el coste de arancel es subir el precio al consumidor americano, pero hay que tener en cuenta el dinamismo de la economía americana y que los americanos pueden producir bienes sustitutivos con cierta facilidad.
Es decir, el consumidor americano puede hacer menos running y más HIIT, y el IPC ni se va a enterar de que hay menos zapatillas de deporte en el mercado. En una sociedad dinámica —formada por personas flexibles— las escasez de algunos bienes lleva a cambiar la cesta media de la compra y el IPC no cambia.
También es posible una sencilla bajada de la calidad de las zapatillas de deporte que no se vea reflejada en el precio, o una disminución del ritmo de mejora de calidad, es decir, menor innovación en las zapatillas que permite ahorrar costes. Esa menor innovación no daña las ventas porque hay menos competencia gracias a los aranceles.

Es decir, la cadena no tiene por qué romper por el consumidor americano y, si lo hace, no tiene por qué verse reflejada en un mayor IPC. Si el índice de precios al consumo no sube, la Fed tiene margen para bajar los tipos y favorecer un aumento de la liquidez.
Además, el consumo en EEUU no es 100% de productos importados, EEUU produce muchos de los bienes que consume y los consumidores también consumen y cada vez más y más servicios, empezando por los digitales.
Esto nos lleva a concluir que no hay riesgo inflacionario del consumo derivado de los aranceles y que el miedo de los mercados financieros en este sentido puede ser irracional. Si analizamos en profundidad los aranceles como impuestos.
Los aranceles son buenos para la recaudación.
Con aranceles previos casi nulos, su aumento incrementa recaudación sin desalentar producción extranjera. Igualan cargas, reducen presión externa, elevan márgenes y salarios domésticos, facilitando recortes tributarios futuros hasta el óptimo Laffer.
Descartado el riesgo de un IPC desbocado, analicemos cómo afectan los aranceles a la actividad económica en EEUU y si los aranceles pueden perjudicarla de forma que aumente el desempleo. El desempleo y el IPC son las dos claves económicas para mantener a la sociedad económicamente satisfecha.
A las personas, votantes en EEUU, les gusta que les suba el sueldo —y seguir teniendo trabajo— y no el precio de las cosas que compran o necesitan. Así de sencillo, y esta es la explicación de que estos sean los objetivos públicos de las políticas de la Fed o Reserva Federal de EEUU.
Hasta ahora los aranceles de EEUU eran mínimos, por lo que, en principio una subida de aranceles va a provocar un aumento de la recaudación en concepto de aranceles.
La idea de la Curva de Laffer es muy sencilla. Si los impuestos son el 0%, se recauda el 0%, pero si los impuestos son el 100%, también se recauda el 0%. Nadie va trabajar para darle el 100% del sueldo al Gobierno, por lo que el Gobierno recauda 0% por sueldos si los impuestos a los sueldos son el 100%. Por tanto, el óptimo de recaudación de la Curva de Laffer está en un punto intermedio entre el 0% y 100%. Creo que esto se entiende, y es claro.
Pero los aranceles no son el único impuestos del sistema fiscal americano, ya hay otros impuestos, por lo que lo siguiente que tenemos que analizar es si la subida de aranceles perjudica la recaudación de otros impuestos ya existentes.
Como hemos visto, los aranceles son un impuesto a los sueldos y beneficios de las empresas extranjeras, por lo que, si el IPC no sube, tampoco subirá la recaudación de impuestos indirectos, impuestos a las ventas como es el IVA en España.
Además, ante subidas del IPC se puede neutralizar la subida de impuestos excesiva bajando el porcentaje del IVA. Por ejemplo, del 21% al 17%. Es muy sencillo corregir un exceso en impuestos a las ventas y, además, es inmediato.
Los aranceles eran mínimos, próximos a 0%, hasta el mes de abril de 2025, por lo que no parece que la subida de aranceles, si es moderada, vaya a desincentivar a los extranjeros a seguir produciendo y trabajando.
Los trabajadores americanos pagan Personal Income Tax —IRPF en España— y las empresas americanas pagan Corporte Income Tax —Impuesto sobre Sociedades en España. Estos impuestos pueden alcanzar fácilmente el 25% de forma conjunta. En consecuencia, un arancel del 25% es muy razonable y no tendría impacto en el volumen de la actividad económica extranjera.

Ten en cuenta que muchas industrias exportadoras extranjeras no pagan impuestos a sus gobiernos y, además, están subvencionadas, por lo que hay margen para que EEUU cobre impuestos sobre esas industrias. Tienen colchón para soportar el arancel.
Y desde una óptica de neutralidad de los impuestos en la competencia, los aranceles vienen a igualar el terreno para todos. Hasta ahora las empresas y trabajadores americanos pagaban muchos más impuestos que los extranjeros por producir para EEUU. Ahora los extranjeros van a pagar impuestos similares a los americanos, y va a desaparecer la ventaja fiscal para los extranjeros. Todo ello en beneficio de los beneficios de las empresas y sueldos de los trabajadores americanos, que verán reducidos sus impuestos mientras se reduce su competencia. Todo bueno.
Estos aranceles van a provocar una disminución de la competencia para las grandes empresas USA. Menos competencia significa más beneficios para las empresas americanas cotizadas, esas de las que tú puedes comprar acciones en tu broker online.
Más beneficios también significan mejores y mayores sueldos para los trabajadores americanos por el aumento de la demanda de horas de trabajo. Y mayores sueldos significa más recaudación para EEUU porque la mayor parte de la recaudación procede del trabajo y del consumo de esos trabajadores: el eslabón débil de la cadena productiva en cualquier país.
Por tanto, los aranceles conllevan un aumento de la recaudación en EEUU que, viniendo de años en que han subido mucho las bases imponibles por la inflación, aconseja bajar legalmente los impuestos a las empresas y trabajadores para llevar la economía al punto óptimo de recaudación de la Curva de Laffer. Ese punto intermedio entre el 0% y el 100% en el que la recaudación se maximiza.
ACLARACIÓN: los impuestos pueden subir por el BOE, como digo yo, porque aumenta el porcentaje de impuesto a pagar, o por la degradación monetaria, porque aumentan las bases imponibles. Una base imponible es, por ejemplo, la ganancia patrimonial derivada de la venta de una vivienda por la diferencia entre el precio de compra y el de venta.
Si hay inflación monetaria, el precio de todas las viviendas sube, pero no porque se haya generado una renta real, no porque las viviendas valgan más, sino por aumentos nominales del precio derivados de la inflación. Esto es muy negativo para el óptimo de Laffer porque obligan a las personas y empresas a pagar impuestos por ganancias que «realmente» no han obtenido y esto frena mucho la actividad económica.
Si por vender tu casa tienes que pagar un montón de impuestos y el neto no te da para, por ejemplo, comprarte otra vivienda equivalente, no vendes, porque si vendes pierdes poder adquisitivo. Si nadie vende, la actividad económica se frena, porque el capital no puede fluir a los sectores o actividades más lucrativos y más demandados en cada momento.
Bajar los impuestos a los trabajadores y empresas americanas es lo que pretende hacer Trump y su Administración. Es inteligente en este contexto de más aranceles e inflación acumulada durante años.
Más beneficios y menos impuestos para las empresas americanas es bueno para la rentabilidad de las acciones de las empresas americanas.
El dólar y los tipos de interés del bono americano.
La deuda pública funciona como ingreso para el estado; solvencia depende de recaudación y capacidad de refinanciación, no de déficits/superavits. Aranceles la refuerzan; mayores rendimientos del Treasury indican mayores beneficios empresariales para empresas usa, fortalecen dólar global.
Muchas personas y muchos economistas comparan un Gobierno con una empresa y una familia. Las empresas tienen que obtener beneficios, ingresar más de lo que gastan, eso se espera de ellas. Las familias tienen que ahorrar para el futuro, por si surge un imprevisto y también para prosperar, es decir, se espera de las familias que ingresen más de lo que gastan.
Siguiendo este razonamiento —que espero que tú abandones desde hoy— hay quien dice que el gobierno tiene que gastar menos de lo que ingresa por impuestos y obtener superávit presupuestario.
El Estado es el monopolio del uso de la fuerza, no tiene competencia, y menos el súper ejército estadounidense. Si tú eres un monopolio, el límite a tu precio es el máximo de recaudación por ventas. Es decir, el único límite a los impuesto del Estado es el límite de recaudación de impuestos. La Curva de Laffer.
Y aquí viene el truco contable que te tiene confundido. Dado que el Estado tiene el monopolio del uso de la fuerza, nadie puede obligar al Estado a pagar sus deudas.
El Estado paga sus deudas si quiere, es decir, si le interesa.
Por tanto, el endeudamiento público no es como la deuda de las familias y empresas, que si no la pueden pagar tienen un problema. La deuda pública es un ingreso del Estado, un impuesto que recauda el Estado. Es incorrecto separar contablemente deuda de recaudación, ambos son recaudación. La misma cosa son.
Por tanto, siempre que el Estado se endeude y recaude impuestos en medida suficiente para pagar sus gastos, el Estado está en equilibrio fiscal. Y el Estado no necesita ahorrar porque siempre puede cobrar impuestos por la fuerza a su población.
El problema de endeudamiento para el Estado viene cuando el Estado se aleja del óptimo de la Curva de Laffer y recauda menos del óptimo y, sobre todo, si, además, recauda menos de lo que cuando se emitió la deuda se esperaba que recaudase. En esos casos, el acreedor hizo un préstamo al Estado por un importe que ahora el Estado no puede recaudar ni refinanciar. La solución en estos casos pasa, como siempre, por llevar la recaudación al óptimo de Laffer mientras se reducen gastos, no para disminuir el endeudamiento, sino para recaudar y refinanciar la deuda ya emitida y poder pagar el gasto corriente.
Es decir, que mientras no haya escasez de prestamistas al Estado para financiar y refinanciar, el Estado puede emitir todas la deuda que quiera para financiar su gasto. Y el Estado sigue en equilibrio presupuestario y fiscal.
Se dice que los aranceles están aumentando los intereses del bono americano porque se duda de la solvencia de EEUU. No es cierto. Para empezar los intereses llevan subiendo años y durante estos años no hubo incremento de aranceles.
Pero es que, además, los aranceles van a aumentar la recaudación y el PIB y actividad económica de EEUU, por lo que los aranceles aumentan la solvencia de EEUU. EEUU se puede endeudar más ahora que antes, va a recaudar más y, en consecuencia, EEUU puede gastar más ahora.
Esto significa que lejos de encontrarnos ante un crisis financiera nos encontramos en los albores de una de las etapas de mayor crecimiento de la Historia de la Humanidad. Al menos para EEUU.

La subida de intereses puede significar simplemente un dejar más al mercado que fije los tipos de interés y que ahora en 2025 los intereses del bono americano se acercan más a los intereses naturales y óptimos de mercado.
Unos mayores intereses de la deuda soberana estadounidense —que es y sigue siendo el activo sin riesgo de reserva por excelencia— significan que el dólar se fortalece como divisa global y esto a la larga significa un dólar más fuerte, más caro respecto de otras divisas.
Unos mayores intereses del bono americano significan que se sube el listón para todos los activos financieros. El ajuste en las acciones se puede hacer de dos maneras: o baja el precio o aumentan los beneficios, o lo más probable, una combinación de ambos, bajada de precio a corto plazo y aumento de beneficios y rentabilidad por dividendo en el futuro.
Si estos intereses son de mercado y creo que lo son más que los que había, pueden simplemente reflejar una expectativa de aumentos de beneficios. Si los intereses no estuviesen tan manipulados, la subida de intereses sería más gradual y la súbita subida de tipos no afectaría al precio de la acciones a la baja como está ocurriendo algunos días.
Todo esto en principio es bueno si piensas comprar acciones de EEUU.
Conclusión fiscal (o desde los impuestos).
Persistiendo presión fiscal sobre el óptimo, oro y criptomonedas conservan atractivo como activos improductivos. Valor de activos estadounidenses y de otros países quedará condicionado por ajustes tributarios y dinamismo económico de las economías de cada país.
El dólar va subir. Los beneficios de las acciones USA van a subir, lo que a la larga significará, de una forma y otra, más rentabilidad para el inversor en bolsa americana.
¿Y el oro? ¿Qué pasa con el oro? De momento, estamos muy a la derecha del óptimo de Laffer, más en España que en EEUU. En consecuencia, el oro sigue teniendo recorrido alcista mientras no se prevea que los gobiernos lleven la recaudación al óptimo de Laffer bajando los impuestos a las empresas. La expectativa, según el Pillar II, es poner el Impuesto sobre Sociedades por debajo del 15% en todo el mundo desarrollado, seguramente acabe por debajo del 10%. Ya te dije que los impuestos son muy predecibles y, sobre todo, muy medibles. O bajan por Ley o no, es público.
En España, además, hay que bajarlos a la inversión y al capital. Somos de los pocos países con Impuesto sobre Sucesiones, Impuesto sobre Patrimonio y similares sobre la riqueza, Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales Onerosas de bienes usados y con unos tipos impositivos tanto altos a los rendimientos del capital, sean acciones, viviendas, cripto o metales. Sobre este tema, hablo largo y tendido en mi libro «No pagar impuestos para ayudar a los demás».
Las criptomonedas. Se comportan igual que el oro, como bienes improductivos, si estamos por encima del óptimo de recaudación suben y, si en algún momento futuro llegamos a estar o esperamos estar por debajo del óptimo de recaudación, las criptomonedas, como el oro, bajarán.

Se ve muy claro por qué el oro y las criptos son improductivas, que no es lo mismo que inútiles o poco rentables. Nadie se manifestaría porque el oro está caro o votaría a un político porque promete bajar el precio del oro. Esta falta de productividad es lo que convierte al oro y las criptos en reserva de valor, entre otras características que comparten con todas las formas de dinero, incluido el dinero fiat.
Esta improductividad hace óptimo al oro para inyectar liquidez en el sistema a través de su compra por los bancos centrales. El precio del oro no computa en el IPC, porque no es consumo, ni siquiera es bien intermedio y su consumo industrial es marginal. Además, la subida del oro y el aumento de las ganancias patrimoniales del oro, o bases imponibles de la venta del oro, no afecta sustancialmente a la actividad económica porque el oro no produce nada y, en consecuencia, la subida del oro afecta menos que la compra de acciones o inmuebles a los impuestos, a la Curva de Laffer y a la recaudación.
Por tanto, es probable que en este contexto los bancos centrales y gobiernos sigan comprando oro para devaluar su moneda e inyectar liquidez afectando mínimamente a la Curva de Laffer, desde luego en primera derivada y sí estas compras de oro son moderadas y coordinadas en el tiempo.
Es decir, oro de momento sí, acciones USA a largo también. Acciones fuera de USA depende del dinamismo del país —Europa tiene poco de eso— y deuda pública a largo me esperaría unos meses a ver qué pasa.
Esto no es un consejo financiero, es un análisis fiscal y económico.
Vídeo sobre aranceles usa e inversión y todo lo que necesitas saber.
Aquí te compartimos un vídeo sobre los aranceles USA e inversión con una visión del tema desde los impuestos.