LAS REGLAS INTERNACIONALES Y LA COMPETITIVIDAD FISCAL

Las reglas internacionales y el capitalismo global en el que vivimos nos obligan a ser competitivos. Es un hecho. Si tu país no ofrece ventajas fiscales y el país que está al lado sí lo hace, está bastante claro que camino elegirá el capital…

La estructura tributaria de un país es fundamental para un buen desempeño económico. Si esa estructura no tiene unos buenos cimientos y una buena oferta el país poco tiene que hacer y poco tiene que ofrecer.

El Índice de Competitividad Fiscal Internacional (ITCI) ha sido creado por la Tax Foundation — Grupo de expertos con sede en Washington, fundado en 1937, que recopila datos y publica estudios de investigación sobre las políticas fiscales— y busca analizar la medida en que el sistema fiscal de un país se adhiere a dos aspectos importantes de la política fiscal: competitividad y neutralidad.

Una estructura fiscal competitiva, para que todos nos entendamos, es aquella que mantiene bajas las tasas impositivas a empresas y exime del pago de impuestos a las inversiones, al capital y al ahorro.

En un mundo globalizado como el de hoy, el capital entra y sale con facilidad, es altamente móvil. Las empresas pueden optar por invertir en cualquier país en todo el mundo para encontrar la tasa que mejor se adapte a sus necesidades o más le convenga fiscalmente.

Esto significa que dichas empresas buscarán países con tasas impositivas de inversión más bajas para maximizar su beneficio una vez cobrados los impuestos.

Si la tasa impositiva de un país es demasiado alta —poco competitiva—, la inversión se irá a otros lugares, lo que conducirá a un crecimiento económico más lento o directamente lo estancará.

➡️Tener Impuestos altos resta competitividad y muchas posibilidades de crecimiento a nivel económico.

Para medir si el sistema tributario de un país es neutral y competitivo, el ITCI analiza más de 40 variables de política tributaria. Estas variables miden no solo el nivel de impuestos, sino también cómo se estructuran.

El Índice analiza los impuestos corporativos de un país (sociedades), los impuestos a la renta individual (IRPF), los impuestos al consumo (IVA), los impuestos a la propiedad y el tratamiento de las ganancias obtenidas en el extranjero.

El ITCI ofrece una descripción general de cómo se comparan los códigos impositivos de los países desarrollados. Explica por qué ciertos códigos impositivos se destacan como buenos o malos modelos para la reforma. También ​​proporciona información importante sobre cómo pensar en la política impositiva.

Si resumimos ese “pensamiento” podemos llegar de manera rápida a la conclusión de que los impuestos a la riqueza, grandes fortunas y empresas no son en general buenas políticas impositivas para alcanzar una buena posición en cuanto a competitividad en el ITCI.

En consecuencia, tampoco lo son para que la economía de un país marche bien.

Muchos países a lo largo de los últimos años y principalmente después de la crisis desencadenada en 2007 decidieron hacer un cambio en sus políticas fiscales. Decidieron cambiar cómo trataban al capital extranjero para atraerlo y conservarlo, con casos tan reconocidos como el de Irlanda.

España, a día de hoy, sigue de brazos cruzados en ese tema. Viendo claramente como le funcionan esas medidas al resto se limita a ver y dejar pasar la oportunidad de hacer algo.

Hay que tener claro que sin competitividad fiscal no seremos capaz de salir de esta nueva crisis y que hay que tomar acción si queremos avanzar hacia una economía española competitiva.

⚠️La situación de crisis actual es de esas que baten récords y para las que hay que estar preparados sobre todo a nivel fiscal.

Dentro del mismo estudio ITCI se afirma que según una investigación de la OCDE, los impuestos de sociedades son los más perjudiciales para el crecimiento económico, mientras que los impuestos a la renta personal (IRPF) y los impuestos al consumo (IVA) son menos perjudiciales mientras que los impuestos sobre bienes inmuebles tienen un menor impacto en el crecimiento de la economía de un país.

Nuestro sistema impositivo es claramente negligente a la hora de tratar las inversiones y el movimiento de capitales. Con él se recauda poco y no solo eso, también se asusta a todos aquellos que quieren traer su dinero a España. Si a todo eso le sumamos el empeño en la subida de Impuestos a la riqueza el resultado en ningún caso puede ser positivo para la economía de nuestro país.

Las reglas fiscales internacionales de España marcarán el rumbo de la evolución de la crisis.

Con reglas mejor diseñadas será posible evitar la huida de capitales. Así nos convertiremos en un lugar que realmente atraiga la inversión gracias a su competitividad.

Una mejora de nuestras reglas fiscales llevará a una mayor tranquilidad del mercado financiero. Una mayor confianza por parte de los inversores y, en consecuencia, a una mejora generalizada de nuestra economía a todos los niveles.

Actualmente — dentro del marco europeo y en la última comparativa realizada — España se sitúa en el puesto número 19 de entre 36 países que vendría a ser más o menos a la mitad de la tabla.

Puede parecer suficiente, pero no lo es. No lo es porque si vemos los datos en bruto, los datos reales de inversión, crecimiento o empleo —desempleo— de España claramente hay algo que falla. Ese puesto 19 ya no es suficiente.

En una escala de uno a diez, correspondiendo a 10 la situación mejor de competitividad fiscal, España tiene una calificación media de competitividad fiscal de 6. Esta es sensiblemente inferior al promedio de 6,6 que obtienen los países de la UE en esta clasificación y muy alejado de los países con mejores prácticas, como Estonia que puntúa con un 10.

La presión fiscal normativa en España es superior a la de casi la totalidad del resto de países de Europa. Eso nos coloca en una clara posición de desventaja a la hora de ser competitivos y atraer inversión o conseguir que esta se quede.

Como abogado fiscal creo que la solución es una y es una solución clara. Ahora solo es cuestión de que los políticos se pongan manos a la obra.

Álvaro Sáez

Abogado de Impuestos

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