Quería participar en el programa de Coworking EOI Barro-Meis.
Mi opinión es que los emprendedores se hacen, no nacen, y que para hacerse emprendedor y tener éxito formarse es posible y muy importante para ahorrarse tiempo, dinero y disgustos.
Ahora bien, aprender a emprender no es fácil y casi te diría que, si consigues aprender a emprender, ya eres casi emprendedor.
Yo emprendí hace 2 años y tuve mucha suerte porque encontré personas increíbles que me enseñaron a emprender.
Primero descubrí a Raquel Pedrouso en el Proxecto Senda 2018 del Concello de Poio y después di un triple salto mortal y EBF La Coruña se convirtió en mi principal apoyo y trampolín al éxito como emprendedor en 2019.
Ahora estoy preparando la temporada 2019-2020 y todavía no he encontrado el amor en esto de aprender a emprender.
Hace dos semanas me enteré de que se había abierto la convocatoria para el programa Espacio Coworking EOI · Barro – Meis (Pontevedra), fruto de la colaboración entre EOI y la Diputación de Pontevedra, que cuenta con la cofinanciación del Fondo Social Europeo, el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo y la Diputación de Pontevedra.
Varios amigos míos han sido docentes o mentores en ediciones anteriores y ¡son unos cracks!
Y me dije: «¡qué oportunidad fantástica! Hay que aprovecharla».
Hice la solicitud a través del link que me facilitaron en el Coworking EOI Barro.Meis : https://www.eoi.es/es/espacios-coworking/pontevedra-4a-edicion
Invertí una tarde en asistir a la jornada informativa y esperé con mucha ilusión y hace unos días recibí este e-mail:

Soy del 83 y no soy nativo digital, pero mi primer impulso fue intentar hacer clic en RESERVA, y no va. El subrayado de RESERVA es un subrayado de los de toda la vida, para que te quede bien claro que no estás dentro y que estás en la reserva, no es un link.

¿Qué vas a encontrar en este post?
⭐Mi proyecto en fase temprana de desarrollo es este: http://xestibaby.com/
A mí me mola un montón, ¿a ti?
El caso es que yo soy un tipo muy competitivo. No es nada personal, es que me gusta ganar a todo, hasta al parchís.
Hay quien me dice que soy avaricioso y añaden «como todos los empresarios», otros que soy demasiado ambicioso y añaden «como todos los políticos», pero el caso es que a mí me divierte ganar y, además, se me da bien, y para la sociedad es muy necesario, porque la sociedad necesita ganadores.
El caso es que este gusto por la victoria es lo que me ha llevado a alcanzar la excelencia como Abogado Fiscal en Pontevedra y ganar una y otra vez a la Inspección de Hacienda para que mis clientes no paguen Impuestos, nuestros Impuestos.
Desear ganar es también lo que me impulsa a emprender, en este caso para mí ganar es ser capaz de transformar el mundo, mi mundo, mejorarlo dentro de mis posibilidades.
Y eso es lo que yo quiero hacer con XESTIBABY.
Quizás XESTIBABY no sea mi proyecto más ambicioso, pero sí que creo que es un proyecto con una clara dimensión social.
XESTIBABY trata de ayudar a los padres en el momento del nacimiento de su bebé tramitando por ellos las numerosas gestiones en las diversas Administraciones que es necesario realizar en los días inmediatamente posteriores al parto.
Así que, verme rechazado y perder la plaza en el Coworking EOI Barro-Meis, me tocó el ego.
De todas formas, estoy acostumbrado a perder, como cualquier ganador. Los ganadores ganamos porque lo intentamos una y otra vez, no porque nunca perdamos. Somos tercos.

🥇Para alguien competitivo perder es ley de vida, ahora bien, lo que sí quiero saber es las reglas del juego y en qué puesto he quedado al terminar la competición.
Tiendo a responsabilizarme de mis derrotas —otro rasgo común en los ganadores—, por lo que inicialmente pensé que no me había fijado bien y que por algún despiste mío no me había leído los criterios de puntuación de los proyectos.
Mi sorpresa fue que, tras buscar y rebuscar en la página web de la convocatoria, no encontré por ningún lado los criterios de puntuación —tienes el link arriba.
Entonces, pregunté por dichos criterios y la lista de puntuación de los proyectos, pero sigo esperando.
Mi conclusión: «¡Fantástico! Aún puedo ganar».
Aquí te cuento una historieta de cuando era pequeño, y ya era competitivo que no veas.
El Profe Juan, un tipo cojonudo, organizó un torneo de ajedrez y podíamos participar los de 5ºEGB y 4ºEGB.
Yo soy un tipo al que se le da bien la lógica, pero de ajedrez ni tenía, ni tengo ni idea y, bueno, empecé a competir y gané dos o tres partidas.
Y entonces, me tocó con mi amigo Guillermo. Guillermo es un tipo muy inteligente, impulsivo y mal estudiante, si hubiese nacido en USA, igual era Bill Gates, pero nació en Pontevedra, y lo último que oí de él es que se ganaba la vida en Ibiza.
Guillermo era buen amigo mío y había pasado una semana en Boiro ese verano en casa de su familia, pero ahora tocaba jugar al ajedrez y yo quería ganar.

⚡Guillermo juega al ajedrez mejor que yo, y me estaba ganando, así que tuve que improvisar.
Guillermo es muy impaciente, así que empecé a ralentizar el juego y Guillermo empezó a desesperarse y se desesperó tanto que pegó un golpe en la mesa y tiró el tablero, así que yo gané la partida.
Desde aquel día a Guillermo le quedó un rencorcillo conmigo, es normal, éramos niños y yo gané a costa de su falta de inteligencia emocional.
Por este tipo de cosas mis amigos y no amigos dicen que soy un tipo que siempre me salgo con la mía, pero que soy un tipo conflictivo.
Lo del rencor es algo cultural, muy latino, pero nada positivo para una sociedad.
El rencor es un pequeño odio de baja intensidad, pero prolongado en el tiempo.
El rencor no sirve para nada y es un factor de fracaso.
Los ganadores en España gestionamos bien el que muchas personas nos tengan rencor, ¡qué remedio! pero, incluso así, los rencores ralentizan mucho la llegada del éxito y son muy molestos.
Si los rencorcitos te molestan mucho, vete a USA, en España es lo que hay.
Y, detrás de estos rencorcitos, está la baja tasa de éxito de los emprendedores españoles.
Y estos rencorcitos son también la causa de que en España los sueldos sean tan bajos y haya tantas personas desempleadas. Luego me explico.
Ahora te cuento una historia totalmente inventada, la anterior de mi amigo Guillermo es «absolutamente cierta», al menos para mi memoria.
Había un león en un zoo, tenía una melena brillante, fantástica, un porte, un garbo, un lustre que fascinaba, estaba muy bien cuidado y alimentado, y era la atracción number one del zoo.

🦁Pero el león no era feliz, le faltaba algo, libertad, sentir, experimentar, así que el león de nuestra historia pide el traslado a la sabana africana.
¡Qué felicidad! ¡La plenitud de la sabana! ¡Qué olores! ¡Y hay gacelas para perseguir! ¡Y un mundo infinito para moverse y explorar!
El primer día en la sabana fue fantástico, Leo se reencuentra con su auténtico ser, con su auténtica naturaleza. Se descomprime emocionalmente y se siente pleno, por fin es libre.
El segundo día la cosa ya no van tan bien. Leo tiene hambre y no tiene para comer, así que empieza a perseguir animales, pero Leo no corre un carallo. Lleva toda la vida en el zoo, y el segundo día sigue animado por el fantástico cambio de entorno, pero con bastante hambre.
Entonces Leo se encuentra con una manada de leones salvajes.
- Hola, ¿y tú por aquí? Nunca te habíamos visto.
- Leo: acabo de llegar, soy nuevo aquí, este sitio es increíble, pero tengo un hambre que no veas.
- Te vemos potencial, tienes buen porte, nosotros te podemos alimentar y enseñar a cazar. Leonardo llegó como tú hace más de 1 año y ahora es el que más caza.
- Leo: ok, sí, contad conmigo.
Nuestro protagonista se aplica al máximo, entrena y corre durante 4 meses como nunca. Pero a los 4 meses Leo sigue sin ser capaz de cazar y la frustración es máxima.
Leo empieza a echar de menos el zoo, allí era el number one y no tenía que correr y magullarse para comer, tampoco tenía que aguantar a la manada y a su líder, allí estaba confinado físicamente, pero no tenía que respetar una jerarquía y él, Leo, era el rey.
👑Quizás el rey del zoo, no el rey de la sabana, pero ¡qué chuletones de buey!
Así que Leo llama al zoo y les dice: «oye, chicos, ¿os acordáis de mí? Quiero volver».
—Leo, tío, ¿qué tal? Ya te entiendo, pero es que te fuiste, ¿no estás a gusto ahí en la sabana? Y, claro, ya sabes como es D. ª Jirafa, prefiere animales domados criados en cautividad. Tú ya llevas 4 meses en estado salvaje, así de primeras, no te puedes volver.
—No, me jodas, me conoces de toda la vida, me he criado con vosotros y ¿ahora no puedo volver?
—Es que, bueno, D. ª Jirafa va a ser sustituida por D. Elefante y D. Elefante no quiere a gente del anterior equipo… no sé, me pones en un apuro, ¿qué quieres que te diga?
—Dime qué tengo que hacer para volver.
—No sé, igual si das pena, ¿qué tal te tratan ahí?
—Aquí me tratan bien hasta ahora.
—Igual si te atacasen, en esos casos en los que el león no es aceptado por la manada salvaje se podrían compadecer de ti y traerte de vuelta al zoo.
—Vale, ok, te digo algo en unos días.
Leo entonces ya sabe cómo volver al zoo —podría ser, por ejemplo, el equivalente a cobrar una indemnización y el paro— tiene que tocarle tanto los cojones a la manada y a su líder que le muerdan.

🦁El líder y la manada han sido sólo generosos con Leo, pero Leo está frustrado.
Quiere volver al zoo, así que su mente empieza a crear un poco de rencorcito que justifique las putadas que le va a hacer a la manada.
Leo es buen tío, pero sólo tiene una vía para volver al zoo y los seres humanos —o los leones humanizados— tienen la capacidad de modificar su mente para justificar las cosas más horrendas. No es consciente, es inconsciente, pero todos lo hacemos.
Piensa en la madre de un violador, «meu fillo, e bo rapaz, non sei o que lle pasou», cuando la realidad no nos gusta, nuestra mente cambia la realidad, somos así, gracias a estas habilidades superamos situaciones objetivamente extremas y desesperadas que ningún otro animal puede superar sin colapsar.
La esperanza es lo mismo, un ser humano puede mantener la esperanza hasta el último momento, aunque en los hechos percibidos por la vista, olfato, tacto, gusto y oído, no haya ningún indicio de esperanza.
El caso es dónde ponemos los incentivos, el palo y la zanahoria.
🤑Los Impuestos, sirven para incentivar (el palo) y el gasto público también (la zanahoria).
El caso es que los Impuestos y nuestro gasto público en España incentivan el rencor. Dificultan en extremo emprender y desincentivan que los trabajadores se esfuercen por ser productivos.
Quizás, no lo sé, en la Diputación de Pontevedra o en el espacio Coworking EOI Barro Meis digan o piensen: «¿Cómo vamos aceptar a Álvaro Sáez en el programa si ha escrito un libro para no pagar Impuestos?».
https://saez.law/producto/libro/#additional_information
… el libro no es para no pagar Impuestos, es para ayudar a los demás: «No pagar Impuestos para ayudar a los demás».
Sí, es cierto, lo pone debajo y en pequeño y lo gordo es NO PAGAR IMPUESTOS, pero eso no es un tema mío, es un tema de la Editorial y del Grupo Planeta, son ellos quienes han diseñado la portada, y digo yo que sabrán hacer libros y portadas en el principal grupo editorial español.

No pagar impuestos para ayudar a los demás
📚El libro va de qué Impuestos podemos tener para que en España los emprendedores tengan éxito. También para que los trabajadores tengan trabajo y de calidad —buen sueldo y poca jornada.
Pero para tener todo eso tenemos que perder el rencor a los ricos, a las personas de éxito económico y a los inversores. Tenemos que ser los trabajadores los que soportemos la mayor parte de nuestros Impuestos, los autónomos los que paguen bastantes impuestos, los empresarios pocos impuestos y los inversores ningún impuesto.
Y ¿con el gasto? Eso da para otro libro, pero, si lo que queremos es ayudar a los emprendedores con el gasto público, lo primero que tenemos que enseñarles es a competir con unas reglas claras, públicas y conocidas por todos los participantes en el proyecto. Y después sería muy conveniente publicar una lista con las puntuaciones para que sepan en qué puesto han quedado, después podemos hablar de Marketing, Inteligencia Emocional y Financiación, pero la primera lección es aprender a competir, porque lo primero que tiene que tener un emprendedor es ganas de ganar, de cambiar el mundo e ilusión de alcanzar sus sueños, sabiendo que nadie se lo va a servir en bandeja como a Leo y que siempre es mejor que el tablero de ajedrez lo tire el rival, y, por favor, sin rencores.
Álvaro Sáez
Abogado de Impuestos